recostada,
con el sol en la espalda
que acaricia de pasada las piernas cansadas de tanto estirar,
tantos d�as,
descanso.
despierto tranquila, sin prisas,
por primera vez en tanto tiempo,
logro recostarme,
tranquila,
sin la molesta sensaci�n de saber que no debiera estar,
tan
tranquila,
sin remordimiento -muy interno- de estar tirada ,
que si lo que debiera estar haciendo...guaguagua
estoy tirada.
me levanto lentamente ,
saludo a mi casa,
mi casa, la del balc�n, tu casa,
esa que ha sido testigo
de mi nueva versi�n de ser:
pacheca y dichosa.
lo de pacheca ya era cosa vieja,
lo de dichosa brand new attachment.
camino descalza por el suelo casi blanco -pide a gritos una pasadita con el objeto ese querend�n que hace que todo huela y se vea mejor-
decido, a pesar de mis ganas de cantar a grito pel�n, poner m�sica - de esa que me hace sentir como que ai estas, por un ladito-
acaricio con cuidado cada rinc�n,
busco bien que no haya nada fuera de lugar.
es ahora el momento para arreglar todo lo que en d�as seguro no podr� detenerme a atender como quisiera .
se descubre, otra vez, sencillo y delicoso esplendor, refleja otra vez, la luz que entra por sus ocho ventanas,
me sonr�e,
jugamos juntas por casi dos riqu�simas horas,
a solas.
nos platicamos todo.
parece que no, pero es cierto: las paredes oyen.
se queda impregnado tu humor,
y el m�o.
reclama, reprocha, me rega�a un poquito y luego cede otra vez a m�
por el simple placer de sabernos luego c�mplices...
ust�, la casa, y yo.
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